En el corazón de Izamal, frente a la impresionante pirámide Kinich Kakmó, se encuentra Kanché, un restaurante que ofrece una experiencia culinaria tan vibrante y rica como el entorno en el que se halla. Este rincón yucateco destaca no solo por su arquitectura que homenajea a la historia y la cultura maya, sino también por una propuesta de sabores únicos que sorprenden el paladar y rinden tributo a los ingredientes locales con un toque contemporáneo.
La experiencia en Kanche comienza con una bienvenida que da pie a una verdadera aventura sensorial. La primera impresión en el menú son unos elotitos baby, pequeños pero llenos de sabor, acompañados de una mayonesa de recado negro. La combinación de la cremosidad de la mayonesa y la intensidad del recado evoca el profundo sabor de la tierra yucateca en un solo bocado, una pequeña muestra de lo que está por venir.
Continuamos con un plato que desafía lo esperado: kibis de quínoa con jaiba, una fusión entre lo tradicional y lo innovador. La quínoa, aliada con la jaiba, trae una textura que resulta sorprendente y gratificante, mientras que la mayonesa de habanero y la col encurtida añaden el toque ácido y picante que equilibra el plato, elevando el sabor de cada bocado. Aquí, Kanche demuestra cómo se pueden respetar los sabores yucatecos tradicionales mientras se exploran nuevas texturas y presentaciones. Continuamos con un plato que desafía lo esperado: kibis de quinoa con jaiba, una fusión entre lo tradicional y lo innovador. La quínoa, aliada con la jaiba, trae una textura que resulta sorprendente y gratificante, mientras que la mayonesa de habanero y la col encurtida añaden el toque ácido y picante que equilibra el plato. Aquí, Kanche demuestra cómo se pueden respetar los sabores yucatecos tradicionales mientras se exploran nuevas texturas y presentaciones. El plato que sin duda hace una declaración culinaria son los tacos de cascatan con guacachile, rematados con un toque de cebolla encurtida. La textura crujiente y sabor inconfundible, se mezcla a la perfección con el guacachile. Estos tacos, llenos de carácter y autenticidad, son una representación moderna y atrevida de la cocina tradicional que invita a redescubrir ingredientes familiares en un contexto completamente nuevo. Como plato fuerte, el pulpo al grill se presenta como una obra de arte culinaria. El pulpo, cocido a la perfección y con ese toque ahumado que solo el grill puede dar, está decorado con una salsa macha que aporta notas de especias y una ligera picantes. Acompañado de un humus de ibes, que añade una textura suave y cremosa al plato, este pulpo se transforma en una sinfonía de sabores locales que recuerdan la riqueza de la cocina yucateca.
La chaya frita, añadida como detalle crujiente, es un homenaje a la cultura maya. Para cerrar esta travesía culinaria, el postre en Kanché no se queda atrás. Se trata de un tamal relleno de compota de piña, servido con helado de coco. La compota aporta una dulzura natural y tropical que, al combinarse con la suavidad y frescura del helado de coco, resulta en una experiencia equilibrada y memorable. Es el cierre perfecto: un postre ligero y refrescante que limpia el paladar y deja una sensación de satisfacción y asombro.
Sin duda alguna una experiencia que inspira y sorprende. Kanche no solo ofrece una comida; ofrece una experiencia que involucra todos los sentidos. Desde el diseño arquitectónico del espacio, inspirado en la herencia maya, hasta los sabores vibrantes y audaces que desafían y deleitan el paladar, este restaurante es un verdadero homenaje a la gastronomía yucateca. Frente a la histórica Kinich Kakmó, Kanche se convierte en una parada obligada para quienes buscan no solo comer, sino vivir la cultura y el sabor de Izamal en su máxima expresión.
POR XIMENA CASTAÑEDA TORRES
CONTENIDOS REVISTA BODAS & CO.
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